Comentario
Reedificación de México
Quiso Cortés reedificar a México, no tanto por el sitio y majestad del pueblo, cuanto por el nombre y fama, y por hacer lo que deshizo; y así, trabajó para que fuese mayor y más poblado. Nombró alcaldes, regidores, almotacenes, procurador, escribanos, alguaciles, y los demás oficios que ha menester un concejo. Trazó el lugar, repartió los solares entre los conquistadores, habiendo señalado suelo para iglesias, plazas, atarazanas, y otros edificios públicos y comunes. Mandó que el barrio de los españoles estuviese apartado del barrio de los indios, y así, los separa el agua. Procuró traer muchos indios para edificar a menos costa; lo cual tuvo al principio dificultad por andar muchos señores, parientes de Cuahutimoccín y de otros prisioneros, amotinados, y procurando matarle con todos los capitanes por librar a su rey. Buscó la forma de prenderlos y castigarlos; los demás se alegraron de ir con el tiempo. Hizo señor de Tezcuco a don Carlos Iztlixuchitl con voluntad y petición de la ciudad, por muerte de don Fernando, su hermano, y le mandó llevar a la obra a la mayoría de sus vasallos, por ser carpinteros, canteros y obreros de casas. Dio y prometió solares y heredamientos, privilegios y otras mercedes a los naturales de México, y a todos cuantos viniesen a poblar y morar allí; que convidó a muchos a venir. Soltó a Xihuacoa, capitán general, y le dio cargo de la gente y edificio, y el señorío de un barrio. Dio también otro barrio a don Pedro de Moctezuma. Hizo a otros caballeros señores de islas y calles para que las poblasen, y así les repartió el sitio; y ellos se repartieron los solares y tierras a su placer, y comenzaron a edificar con gran diligencia y alegría. Cargó tanta gente a la fama que México Tenuchtitlan se rehacía, y que habían de ser francos los vecinos, que no cabían pie en una legua a la redonda. Trabajaban mucho, comían poco, y enfermaron. Les sobrevino pestilencia, y murieron infinitos. El trabajo fue grande, Pues traían a cuestas o arrastrando la piedra, la tierra, la madera, cal, ladrillos y todos los materiales. Pero era muy digno de ver los cantares y música que tenían, el nombrar a su pueblo y señor, y el motejarse unos a otros. De la falta de comida fue causa el cerco y guerra pasada, pues no sembraron, como solían; aunque la muchedumbre causaba hambre, y causó pestilencia y mortandad. Sin embargo, y poco a poco, rehicieron a México de cien mil casas mejores que las de antes y los españoles labraron muchas y buenas casas a nuestra costumbre; y Cortés una, en otra de Moctezuma, que renta cuatro mil ducados o más, y que es un pueblo. Pánfilo de Narváez lo acusó por ella, diciendo que para hacerla taló los montes, y que le puso siete mil vigas de cedro. Aquí parece mucho más; allí, que los montes son de cedro, no es nada. Huerto hay en Tezcuco que tiene mil cedros por tapias y cerca. No es de callar que una viga de cedro tenga ciento veinte pies de largo y doce de grueso de lado a lado, y no redonda, sino cuadrada; la cual estaba en Tezcuco en casa de Cacama. Se construyeron unas muy buenas atarazanas para seguridad de los bergantines y fortaleza de los hombres, parte en tierra y parte en agua, y de tres naves, donde por recuerdo están hoy día los trece bergantines. No abrieron las calles de agua, como estaban antes, sino que edificaron el suelo seco; y en esto no es México el que solía, y hasta la laguna va decreciendo del año 24 acá, y algunas veces huele mal; pero en lo demás sanísima vivienda es, templada por las sierras que tiene alrededor, abastecida por la fertilidad de la tierra y comodidad de la laguna; y así, es aquello lo más poblado que se conoce, y México la mayor ciudad del mundo, y la más ennoblecida de las indias, así en armas como en policía, porque hay dos mil vecinos españoles, que tienen otros tantos caballos en las caballerizas, con ricos jaeces y armas, y porque hay mucho trato y oficiales de seda y paño, vidrio, molde y moneda, y estudio, que llevó el virrey don Antonio de Mendoza. Por lo cual tienen razón de preciarse los vecinos de México, aunque hay gran diferencia de ser vecino conquistador a ser vecino solamente. Pues como México quedó hecho, aunque no acabado, se pasó Cortés a morar en él desde Culuacan, o como dicen otros, Coyoacan, y los que eran vecinos, y los soldados también. Corrió la fama de Cortés y grandeza de México, y en poco tiempo había tantos indios como hemos dicho, y tantos españoles, que pudieron conquistar cuatrocientas leguas y más de tierra, y cuantas provincias nombramos, gobernándolo todo desde allí Hernán Cortés.